Reconocimiento al ultimo arriero maragato

En Astorga, en Maragatería, en Cabrera..., todos le conocen más por 'Jamonero' que por su propio nombre, Antonio Martínez. Desde muy niño supo lo que era la antigua arriería de su pueblo, el maragato, acompañando a su padre en el carro que tiraban los mulos por las cuestas del Teleno, trapicheando con tocino y jamones por aquellas tierras a las que solo llegaban con aliento los lobos, los mulos y este hombre recio como el traje de gala maragato que le identifica.

Ayer sus gentes honraron al último arriero maragato en Santa Colomba de Somoza.

La asociación Montañas del Teleno, que agrupa a una treintena de municipios en las estribaciones de este monte sagrado, concedió en su última reunión la primera insignia de oro a Antonio Martínez, el Jamonero. En sus méritos, descritos por el cronista oficial de Astorga, Martín Martínez, llevan parejo a su oficio otro mucho más importante, como es la promoción de su cultura maragata, a través de los varios instrumentos que toca, la capacidad de organización y disponibilidad para llevar a buen término todo tipo de manifestaciones, amenización de eventos como la exaltación del cocido o la boda maragata.

La creación de su propio grupo de Danzas de La Maragatería o la formación de jóvenes en el baile ancestral de los arrieros maragatos.

Un trabajador infatigable, de sol a sol, Antonio Martínez, saca además, tiempo para reabrir viejos caminos al senderismo, como el de los mineros maragatos o el paraje de la Fervencia en Foncebadón, velando siempre también por la continuidad de su negocio, una empresa con más de 50 años de historia.

Ayer sus compañeros de Danzas de La Maragatería y un numeroso grupo de gentes de todos los pueblos cabreireses y maragatos rindieron homenaje a este hombre, exponente de los tamborileros de su comarca, en los alrededores de Santa Colomba de Somoza, dentro de las instalaciones del camping de El Carvayal, con carreras del bollo y su reparto entre los asistentes.

El presidente de Montañas del Teleno, Ramiro Arredondas, fue el encargado de imponer la insignia de oro al Jamonero, para después seguir la fiesta con los típicos bailes y danzas maragatos del grupo y de numerosos asistentes.

Como colofón del acto, se degustó un apetitoso banquete compuesto por platos típicos de la gastronomía local. Mientras, la chifla y el tamboril de Antonio el Jamonero volvía a sonar en su día, en el que las gentes de su tierra rindieron honras al último arriero maragato.

Fuente: La Crónica de León