lunes, 30 de abril de 2007

El Filandon leones encandila a los castellanos


Reunidos en torno a una mesa, metáfora de la hoguera, y con un número de oyentes probablemente más nutrido que el de las reuniones originales, tres escritores leoneses se reunieron ayer el Feria del Libro para celebrar un filandón.
El director de DIARIO DE VALLADOLID–EL MUNDO, Oscar Campillo, actuó como maestro de ceremonias introduciendo a los presentes en esta tradición leonesa, aunque también asturiana y gallega, que «en tiempos en los que no había electricidad ni, sobre todo, televisión, reunía a los vecinos del pueblo en la casa de alguno, alrededor del fuego, para contar historias, chismes, leyendas, cuentos y mitos mientras las mujeres hilaban y los niños abrían atentos los ojos».

Esta vez los contadores de excepción fueron Luis Mateo Díez, José María Merino y Juan Aparicio Belmonte, que sustituía a su padre, el escritor Juan Pedro Aparicio, convaleciente tras una intervención quirúrgica. A la copiosa creación literaria de todos ellos se unió ayer Palabras en la nieve, obra conjunta editada por Rey Lear en la que el microrrelato sustituye a la tradición oral para conformar un filandón sobre papel.

Pero para no dejar atrás evento tan fundamental como el oral, los tres presentes utilizaron su voz para dar vida a la letra, en la tercera puesta en escena de Palabras en la nieve, tras su paso por Segovia y Cartagena de Indias.

Comenzó Luis Mateo Díez, quien no quiso iniciar el relato sin resaltar el carácter vecinal de estas reuniones. «Era un rito de oralidad compartido en ese ámbito de solidaridad de los vecinos. Contar era la manera de escarbar en el patrimonio de esa imaginación anónima transmitida de generación en generación». Y en esa tradición la figura básica para Díez es el cuento. «Del cuento proviene todo lo demás, como estructura narrativa originaria».

El autor de El diablo meridiano comenzó su intervención con El tilo, un cuento con el que quiso rememorar uno de los temas más repetidos en las narraciones del filandón, la muerte.

Merino tomó el relevo con este tema introductorio «estupendo», en su relato Después del accidente. No sin antes ahondar en el origen de esta tradición: «no fuimos los seres humanos los que inventamos la ficción, sino que fue la ficción la que nos inventó a nosotros». El escritor justificaba a través de esta paradoja cómo el hombre ha tenido la necesidad de explicar el mundo que le rodeaba a través de la ficción, antes de que la ciencia, la filosofía o la metafísica le diese respuestas. «La ficción está en los orígenes exactos de lo que somos».

Aparicio Belmonte, para continuar con esta «fiesta de la literatura, que no busca polémicas sino simplemente leer cuentos y que éstos lleguen al público» según declaraciones a Europa Press, y siguiendo la línea marcada por Díez y Merino, leyó Cielo, relato en el que la muerte aparece de nuevo en las formas alegres del reencuentro con los que antes pasaron a mejor vida.

En este orden de intervención, las historias, cuentos y microrrelatos se sucedieron en una tarde que para muchos asistentes resultó corta.

Fuente: La Crónica de León

No hay comentarios: