domingo, 27 de mayo de 2007

Leon toca el cielo de la ACB


Un final maravilloso. El deseado por toda una ciudad, por una afición que ha llorado tantas veces que ayer festejó la alegría de esperado ascenso como si fuera el la víspera del fin del mundo. El Baloncesto León ya es equipo de la Liga ACB, ya es parte de la mejor liga de Europa, de la segunda mejor liga del mundo. Y lo ha conseguido a lo grande, como más se disfruta, ganando en su pabellón a la mejor plantilla de la Liga LEB, en un partido maravilloso en el que los leoneses demostraron que la unión hace la fuerza y que la fe, ésa que mueve montañas, ayer fue suficiente para abrir las puertas del cielo, de la ACB.

Fue el valor del equipo por encima de la suma de muy buenas individualidades. La defensa por encima del lucimiento particular. El triunfo del conjunto para dar a León el ascenso que merecía desde hace muchos años, que tantas veces se ha escapado y que ayer, por fin, se quedó en el zurrón leonés.

Un día para la historia. Fue un día impecable. Un equipo con fe en sus posibilidades. Con una defensa que cerraba todas las líneas de juego del equipo aragonés, el León empezaba a mandar las primeras señales al cielo de un Palacio lleno hasta la bandera, con un público que demostró que no hay otro en España que se acerque siquiera a él.

Había que estar preparados para sufrir. Y León sufrió, pero siempre mandando en el marcador. El Cai Zaragoza metía presión, pero cada vez que el equipo maño recortaba la ventaja, aparecía un jugador leonés para endosar un triple que volvía a estirar las diferencias.

Bernabé dirigía como los ángeles, Bulfoni se empleaba detrás y adelante, Hughes superaba a cualquiera que se le cruzaba en el camino, Peterson daba la cara ante el gigante Starosta, y Quinteros era la referencia que metía miedo a un rival que sabía de dónde venía el peligro leonés.

Todos los titulares daban la cara, pero Aranzana sabía que sólo con sus actores principales no iban a conseguir la victoria. Hacían falta los 'secundarios' y el León tuvo ayer la suerte de contar en sus filas con Terrence Leather. El jugador estadounidense estuvo en boca de todos desde el mes de octubre. Todos apostaban por su salida del equipo. No había hecho una buena temporada. Ni siquiera hizo un buen comienzo de 'playoff'. Pero hay veces que apostar por alguien tiene que dar sus frutos y Leather devolvió al club la confianza depositada en él. Estuvo portentoso en el cuarto partido del 'playoff' y ayer, cuando apenas se habían jugado cinco minutos del encuentro, Gustavo Aranzana miró al banquillo, apuntó a Leather y éste saltó como un resorte. La fue mueve montañas y ayer Leather se merendó a Starosta, pero también se habría comido con patatas a Shaquille O'Neal que se le hubiera puesto por delante.

Un rebote, un par de canastas, otros dos rebotes, un tapón y un mate que habría firmado el mismísimo LeBron James. El Palacio de Deportes rendido a sus pies, haciendo reverencias a un americano con un talento físico portentoso y que ayer lo puso al servicio del ascenso. El León no ascendió a la Liga ACB por Leather, pero que nadie dude que sin él el equipo leonés no habría conseguido hacer realidad su sueño.

Secundarios de lujo. Hacían falta más secundarios y el segundo en entrar en escena fue Dumas. Bernabé estaba haciendo un trabajo estajanovista en defensa, pero las faltas personales empezaban a frenarle. El francés entró en acción. Como en toda la serie final. Parecía un jugador diferente al de la liga regular. Mandando, frenando al base del equipo rival y anotando canastas claves en momentos fundamentales. Una nueva demostración de que la fe mueve montañas.

Por si dos secundarios eran pocos, apareció de la nada Lucho Fernández. El gallego siempre cumple en defensa. A trabajador nadie le gana, pero de cara al aro rival estaba totalmente negado. Buena selección de tiro, pero porcentajes desastrosos. Ayer iba por el mismo camino... hasta que la fe empezó a mover montañas. Aranzana, que ayer le dio otro baño en dirección de equipo a Segura, no lo envió al banquillo, le dio una palmada y en un tiempo muerto, en lugar de afearle su mal lanzamiento le alabó su defensa. Crecido en su moral, Lucho cambió radicalmente. Anotó una canasta con tiro libre adicional, un triple y otra canasta imposible. Ganado el gallego para la causa el León era invencible.

Secundarios y principales llevaban el éxtasis a una grada que ni siquiera tuvo que sufrir porque los minutos finales fueron una fiesta leonesa, con Quinteros ajusticiando al Cai desde la línea de tiros libres y con el equipo maño metido en la rueda de faltas finales que no llevaban a ninguna parte que no fuera la Liga ACB, ésa a la que el Baloncesto León entraba por la puerta del cielo. Alzó el rabo León y derribó con él a un gran club. León es ACB. El sueño es leonés.

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