miércoles, 10 de octubre de 2007

La ley de la Memoria Histórica tiene su origen en el Bierzo

La Ley de la Memoria Histórica, que ha provocado el último enfrentamiento entre el Partido Popular y el PSOE, tiene su origen en la exhumación de una fosa común en Priaranza del Bierzo en 2000. Un artículo en el EL MUNDO / LA CRÓNICA ese año sobre el fusilamiento del abuelo del periodista Emilio Silva fue la semilla de la Asociación de la Recuperación de la Memoria Histórica. Cuando en el año 2000 Emilio Silva Barrera comenzó a buscar el lugar en el que estaba enterrado su abuelo, fusilado en octubre de 1936, nadie podría imaginar que el movimiento para recuperar la memoria de los republicanos perseguidos durante la guerra civil y la dictadura de Franco pudiera llegar al punto al que ha llegado.

El 'Proyecto de Ley por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la dictadura', más conocida por 'Ley de la Memoria Histórica' comienza a debatirse hoy mismo en el Congreso.

El Gobierno ha llegado a un acuerdo con la mayor parte de los partidos políticos con representación en la Cámara Baja (a excepción del Partido Popular y Esquerra Republicana de Cataluña) y llega el momento de las disertaciones entre los parlamentarios.

Es posible que muchos de los representantes políticos que expongan desde hoy sus argumentos a favor o en contra de esta Ley, ni siquiera sepan que el proyecto nació en la comarca leonesa del Bierzo en el año 2000 como un movimiento ciudadano ajeno a cualquier interés político.

La provincia de León es, pues, pionera en un movimiento social al que se han unido miles de personas de toda España interesadas en rescatar del olvido la memoria de familiares o amigos asesinados o perseguidos a partir del 18 de julio de 1936.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) tiene ya más de siete años de existencia.

La historia de este colectivo se fraguó en el Bierzo en el año 2000, ligada precisamente a la búsqueda de una fosa común en Priaranza del Bierzo en la que yacía desde octubre de 1936 Emilio Silva Faba.

En el verano del año 2000, la sociedad leonesa conoció la historia de Silva Faba a través de un artículo publicado en EL MUNDO / LA CRÓNICA DE LEÓN por su propio nieto, el periodista Emilio Silva Barrera, hoy, colaborador habitual de este periódico como columnista semanal en la sección 'Bierzo Opinión'.

En su reportaje, 'Mi abuelo también fue un desaparecido', Silva Barreda relataba que el 16 de octubre de 1936 sacaron a 15 hombres del calabozo de Villafranca del Bierzo para un camión de gaseosas que les dirigiría a un destino fatal.

Eran militantes de partidos de izquierdas. Tenían las horas contadas y lo sabían. 64 años después Emilio Silva 'nieto', decidió ir en busca de la fosa de su abuelo. Era una fosa de 13 cuerpos. De los quince hombres del camión de gaseosas, uno se escapó y el cadáver de otro fue recogido por su familia la misma madrugada de los fusilamientos. Un vecino de Priaranza indicó el lugar exacto de la fosa.

Pocos meses después, el arqueólogo leonés Julio Vidal dirigía ya los trabajos de una excavadora en una cuneta a la entrada del pueblo ante las indicaciones de algunos vecinos que recordaban el lugar del enterramiento.

Después de tres días de trabajo, la pala sacó de las entrañas de la tierra lo que parecían los huesos de un pie. Arqueólogos y forenses trabajaron de forma voluntaria para la extracción de los restos.

Santiago Macías, un joven que llevaba tiempo recogiendo historias de la Guerra Civil en el Bierzo se vinculó al caso. Poco tiempo después, Silva y Macías, también hoy columnista de este medio, registraban la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Un proyecto que trata de rescatar a todos los olvidados de la Guerra Civil y la dictadura franquista.

A partir de la exhumación de la fosa de Priaranza comienzan a rescatarse testimonios y cientos de familias piden a la ARMH ayuda para exhumar cuerpos. Desde hace siete años los veranos son frenéticos para el equipo de arqueólogos a los que se suman decenas de voluntarios. Varias universidades se han implicado y varios partidos políticos y pequeñas instituciones les han avalado.

Fuente: La Crónica de León

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