miércoles, 25 de abril de 2007

La montaña de Leon tiene un alto valor ambiental


El territorio leonés cuenta ya con una amplia superficie que ha sido declarada Reserva de la Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Estos territorios abarcan más de una veintena de localidades leonesas y ocupan la mayor parte de la cornisa montañosa que se extiende a lo largo de prácticamente toda la zona norte de la provincia.

Los espacios que cuentan actualmente con este reconocimiento son de este a oeste Picos de Europa, Argüellos, Alto Bernesga, los Valles de Omaña y Luna, Babia, el Valle de Laciana y Los Ancares Leoneses, que han sido los últimos en ser declarados reserva natural. Los Ancares, que agrupan a las localidades de Villafranca del Bierzo, Vega de Espinareda, Candín y Peranzanes, consiguieron el nombramiento el 26 de octubre de 2006, y contribuyeron a convertir la provincia de León en una de las zonas más ricas en reservas y diversidad natural de toda España.

Con el nombramiento y la protección de todos estos espacios naturales y teniendo en cuenta la amplitud del territorio que unen, lleva a pensar que el proyecto al que se ha denominado Gran Cantábrica, es cada vez más una realidad. El objetivo que persigue este plan es crear un marco que permita coordinar la utilización de estas zonas aprovechando su proximidad geográfica, algo que permitiría asegurar la conservación de grandes mamíferos que se encuentran en peligro de extinción, como el lobo, el urogallo o el oso, a la vez que se favorece un ecoturismo de calidad y una industria responsable en la zona.

Carlos González Antón, abogado y promotor del reconocimiento de muchas de estas zonas, comentaba la importancia de crear una red de reservas que agrupe a todas estas zonas y que las una a otras próximas. Según aseguraba, «estos espacios cobran verdadero sentido si se toman como un conjunto, ya que es la mejor forma de aprovechar todos los recursos y establecer una mayor protección de las especies» y cree que «el verdadero problema al que se enfrentan es el recelo y la debilidad institucional de los municipios y la Junta, que son quienes deberían tomar la iniciativa y aprovechar las oportunidades de desarrollo existentes».

La Cordillera Cantábrica es una unidad de alto valor ambiental, que cuenta con unos paisajes, hábitats y especies de fauna y flora que se ha considerado que deben ser conservados por tratarse de especímenes singulares y en ocasiones únicos. Entre estas especies destaca el oso pardo, en peligro de extinción, la perdiz pardilla o la liebre del piornal. La flora existente en estas zonas también ha sido declarada de especial interés por contar con numerosos ejemplares, entre los que se pueden incluir varias especies 'raras', que sólo se han encontrado en estos parajes.

En los últimos cuatro años, la mayor parte de la cordillera que recorre la zona norte de león ha sido reconocida como reserva natural por el programa Hombre y Biosfera (MAB) de la Unesco, en vigor desde los años 70, que es el organismo que gestiona qué territorios deben ser considerados zonas de especial protección. Una vez que el espacio es reconocido con esta distinción, los puntos en los que se trabaja son: reducir la pérdida de la biodiversidad, mejorar la calidad de vida y la relación entre el hombre y su entorno y elevar las condiciones sociales, económicas y culturales, necesarias para lograr un medio ambiente sostenible.

Estas medidas contribuirán a que estos territorios leoneses sigan manteniendo la riqueza paisajística que les caracteriza y que la fauna y la flora que los hace únicos pueda seguir desarrollándose, minimizando el temor a que desaparezca.

Fuente: La Crónica de León

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