lunes, 16 de abril de 2007

Los "Pueri cantores" siguen cantando por la provincia


Aquel día que el deán de la Catedral se lió la manta a la cabeza y preparó 'el cristo' en la Catedral al descalificar de manera pública, en el sermón de la misa, a los Pueri Cantores llegó a decir, pues nunca quiso retractarse, que aquel coro «no era digno de un sitio como la Catedral», que tal vez serviría para parroquias de pueblo.
Se montó entonces un alboroto considerable, sin posibilidad de acercamiento pues aunque los Pueri Cantores (los padres y la directiva) mostraban su predisposición al diálogo el citado deán, Felipe Fernández Ramos, insistía en sus apreciaciones. Y los niños se fueron con la música a otra parte.

Ya habían ofrecido algún concierto más los niños cantores, pero ayer comenzaban en Quintana Raneros una 'gira' por diversos pueblos de la provincia; es decir, cumplen con la maldición que les lanzó el deán y van cantando por los pueblos, por parroquias de menor categoría que la Catedral o con párrocos menos exigentes.

No les parece importar a los chavales que se mostraban felices ayer al finalizar el concierto, con una excelente acogida de las gentes de Quintana que llenaban la iglesia. El marco no era la Catedral pero el lugar es acogedor, con un precioso retablo a las espaldas de los treinta niños que ahora mismo cantan en este grupo infantil. «Estamos muy bien, los niños cantan más distendidos, están muy animados y también los padres», decía Romualdo Barrera, director del coro, mientras recibía felicitaciones de los asistentes, algunos de los cuales, extrañados de la corta edad de los niños, realizaba afirmaciones del tipo de «¿y qué le hicieron estos niños al cura ese que los echó de la Catedral?».

Son treinta niños de muy corta edad, de siete, ocho o diez años la mayoría. Han incorporado a una niña que toca el clave, alumna de este instrumento en el Conservatorio y hermana de otro niño del coro. Es Sara Johnson, una leonesa de 14 años que escenifica ese mundo sin fronteras que es la música. Su padre es de Togo, su madre de Salamanca. «Me encuentro muy bien con los niños, los ayudo lo que puedo y practico en mis estudios del Conservatorio».

Al final del concierto la presidenta del coro, la incombustible María Dolores Otero, recuerda que las giras no están patrocinadas por Coca Cola ni similares, es decir, que hace falta dinero, y les sugiere una idea. «Ahora que acabará el curso y los niños leen cuentos, que los abuelos se los leen a otros, os sugiero que compréis un libro de cuentos escritos por mí que hemos editado para sacar fondos para estos niños, para sus desplazamientos, los autobuses, etc».

La verdad es que le hicieron caso. Vendió unos cuantos ejemplares para que los niños sigan cumpliendo su maldición casi bíblica.

Fuente: La Crónica de León

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