viernes, 7 de diciembre de 2007

Las obras de la variante de pajares matan miles de peces en los rios de Gordón

El Ayuntamiento de Pola de Gordón y la Junta Vecinal de Buiza revelan que los trabajos han arrasado el arroyo de Folledo y han provocado un 'desastre ecológico'. Aseguran que las aguas contaminadas también han llegado a filtrarse hasta el sistema de alcantarillado del pueblo. Las obras de la variante ferroviaria de Pajares que se están ejecutando en el Lote 2 en Buiza de Gordón han provocado la muerte de todos los peces del arroyo de Folledo, cuyo caudal es el principal afluente del río Benesga en la comarca.

El origen del problema reside en el agua que procede la construcción del túnel que lleva principalmente cemento y que al llegar al arroyo se ha ido depositando a lo largo del cauce. La acumulación de estas partículas sólidas en suspensión tanto en las orillas como el lecho ha impedido el desarrollo de la vida vegetal y, con ello, la posibilidad de que las especies animales puedan reproducirse. No quedan oquedades donde se puedan depositar los huevos y la reproducción de las especies es, por lo tanto, imposible.

Esta situación, que ha sido denunciada por el Ayuntamiento y la Junta Vecinal de Buiza, ha sido calificada por ambas administraciones locales como «desastre ecológico». El problema que se viene produciendo desde hace dos años, según se insiste desde la pedanía, ha sido más intenso desde este último año. En el lecho y las orillas del arroyo no existen microfitos, la parte más importante de la alimentación de los peces.

Las obras de construcción de los túneles del Tren de Alta Velocidad tienen en el pueblo de Buiza un sistema de balsas de decantación que, como se ha comprobado, es totalmente insuficiente para impedir los vertidos al río. Pero el problema se agrava, según denuncia el pedáneo local, Rafael Barroso, en el «interior del pueblo. El agua que procede de los túneles entra por el alcantarillado del pueblo lo que bloquea nuestras tuberías por la cantidad de sólidos en suspensión que lleva. Por lo menos, este suceso ha ocurrido en tres ocasiones».

El arroyo que ha sido analizado por el Seprona y la Junta de Castilla y León a través del servicio de Medio Ambiente «no se sabe qué resultados han dado sus exámenes. Por lo tanto, podemos añadir que importamos muy poco», aseguró el pedáneo, Rafael Barroso.

Dentro del marco del Derecho Ambiental de la Unión Europea, se regula la Evaluación de Impacto Ambiental en este tipo de proyectos. Por ello, en el ámbito nacional, se aprobó una Ley el 8 de mayo de 2001, donde se recoge que el programa de Vigilancia Ambiental, como la que se debe establecer en este tipo de obras, debe garantizar el cumplimiento de las indicaciones y las medidas protectoras establecidas en el estudio de Impacto Ambiental. Pero da la casualidad que las citadas medidas correctoras que eviten desastres ecológicos, están mucho más delimitadas en la vertiente asturiana que en la leonesa, como muestra la declaración de Impacto Ambiental del AVE.

Los vecinos de la localidad como Celestino Villa o Rogelio Lombas, recuerdan que este arroyo siempre fue truchero. La principal especie era la conocida como arco iris. Pero desde que las obras de la variante de Pajares llegaron a este tranquilo pueblo, «ya nada es lo mismo. Ya no hay truchas. Las aguas bajan sucias y es evidente apreciar cemento en el cauce», aseguró Celestino Villa.

Desde Buiza de Gordón se pide atención y cuidado al medio ambiente. También se exige que se limpie este arroyo para que recobre la normalidad. Caben como es lógico, hacer muchas preguntas sobre el Plan de Vigilancia Ambiental que debe regir en estas obras, que respuesta se ha dado a temas como los vertidos que años anteriores se produjeron al Bernesga o la falta de agua en muchos pueblos de la comarca como es en Rodiezmo, Beberino o la localidad de Casares de Arbás, más recientemente.

La Crónica de León

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