lunes, 13 de agosto de 2007

Novillada en Valdepielago

A las seis de la tarde de ayer comenzó en Valdepiélago la tercera novillada Memorial Joselillo, un homenaje como motivo del 60 aniversario de la muerte de Laurentino José López Rodríguez, nacido en Nocedo de Curueño en 1922 y más conocido en los primeros años de su vida por, Tino, y más tarde por Joselillo, el elegido.

Unos diez años más tarde, Tino emigró a México, en principio para ayudar a su hermano mayor en la tieda de comestibles, pero aquel viaje le aportó un destino de gloria.Se convirtió en un novillero que rompía reglas y moldes.

Algo así debió ocurrir para que ayer por la tarde, la montaña leonesa también rompiera tradiciones y olvidara por un rato el corro de lucha leonesa para convertirlo en un coso taurino de homenaje.

Una plaza casi llena esperaba impaciente la salida de la cuadrilla a la arena y con el paseillo también amainó el viento de agosto de estas latitudes para dar paso a la faena de los novilleros, Alberto Molina, y Daniel Palencia y al arte del rejoneo, Alfonso López.

La banda anunció el primer novillo de la tarde y con su aparición, se presentaron los seis becerros, puro jandilla, de la ganadería salmantina Calzadilla.

El albero comenzó a disfrutar, sobre todo, con el arte del rejoneador Alfonso Lopez y así fue como Joselillo comenzó a ser recordado y se batieron los primeros aplausos del homenaje.

Y en estas, cuando el cuarto toro iba a ser banderilleado por el novillero, Daniel Palencia, fue cuando la plaza se estremeció al sentir el riesgo que vivió su vecino , Tino, durante sus años de exilio.

Una banderilla mal puesta azotó la cara del joven novillero y tras el susto, hubo que correr el turno de los capotazos.

Dos horas y media más tarde y cerrando la faena, Alberto Molina, algo más aplaudido que su compañero, finalizaba la novillada memorial. «Joselillo está dentro de los cauces modernos, basado en el quietismo absoluto y afincado en el aguante, es un torero perfilista, erguido e inmutable para confiarlo todo en el juego de los brazo», así rezaba una de sus críticas mexicanas del año 1946

Fuente: Diario de León

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