sábado, 18 de agosto de 2007

Los vecinos escenifican una fiesta céltica para protestar por la minicentral que construyen en el pueblo

Los vecinos de Matallana de Torío escenificaron ayer una fiesta celta a orillas del río Torío para reivindicar su lucha en contra de la minicentral hidroeléctrica que actualmente se está construyendo en este cauce. El encuentro vecinal sirvió para mostrar que se sienten arropados y que su lucha defiende no sólo la fauna y flora del río y sus alrededores sino también, que es el único aliciente de vida que tiene esta localidad para fomentar el turismo rural y para disfrutar de la naturaleza en su ribera.

La Plataforma para la Defensa del río Torío que lleva luchando por esta causa casi tres años, ha interpuesto dos contenciosos administrativos, uno contra la Confederación Hidrográfica del Duero y otro contra el Ayuntamiento. Precisamente una de las vecinas integradas en la plataforma y ahora ex-presidenta de la misma, María Jesús García, señaló que en Beberino «se intentó levantar una minicentral, pero en ese caso el peso del alcalde Castañón y su negativa, evitó cualquier tentación. Aquí el Ayuntamiento nos dejó tirados».

La fiesta de ayer a la que acudieron varios cientos de personas, nadie diría que se trataba de una protesta sino fuera por las pancartas que exhibieron. Bailes celtas, velas encendidas, rituales, procesiones e incluso, más de una veintena de diferentes olores de plantas aromáticas de la zona, podían disfrutarse en un ambiente tranquilo y acogedor. Hasta tal punto ha fraguado este encuentro que se pretende mantener como una fiesta local. Algunos vecinos señalaban que hoy día «no hacen falta armas, sino palabras, diálogos y mostrar que estamos en contra, que queremos nuestros pueblos y que el mundo rural merece la pena».

La actividad llevada acabo ayer es la segunda manifestación realizada con esta magnitud en Matallana de Torío, aunque este año se ha simplificado realizándose exclusivamente en el río. El pasado año se comenzó la fiesta en la iglesia local para continuar por la comarcal LE-311 para concluir en la ribera del río. Desde la plataforma señalaron «que hay que solicitar muchos permisos, la carretera es muy peligrosa y al fin y al cabo donde tenemos que estar es en el río".

Paralizar esta obra, como cabría pensar hasta que saliera el juicio, es prácticamente imposible a no ser que, por caución se depositara una fuerte fianza que los vecinos desgraciadamente no pueden llegar a obtener. Por ese motivo las obras de la empresa 'Electra de Lillo' prosiguen. Las quejas de la plataforma se dirigen de modo principal al Ayuntamiento ya que la pedanía local se negó a que pasaran por sus terrenos y el «Ayuntamiento lo permitió por Orzonaga. No sabemos si con permisos o sin ellos», argumenta María Jesús García. Recientemente han presentado un informe en el que se especifica el peligro que correrá el ejemplar en extinción 'Desmán del Pirineo'.

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