domingo, 19 de agosto de 2007

La orografia asturiana dificulta las obras del AVE

La vertebración entre Asturias y León a través de la alta velocidad tendrá que ser una realidad en la primavera del 2009. Un horizonte dibujado por el Ejecutivo central para perfilar una línea férrea que unirá La Robla con Pola de Lena y acortará el recorrido por la Cordillera Cantábrica en 34 kilómetros, un 40% menos de su longitud actual.

El tiempo es ya una soga que, a medida que pasa, ahoga a los miembros del Gobierno que marcaron los plazos y oxigena a los escépticos ávidos de una demora para sacar réditos políticos.

La variante de Pajares, por donde circularán los futuros trenes de altas prestaciones, traspasó hace tiempo lo puramente social para convertirse en un arma arrojadiza entre los diferentes representantes públicos. No en vano, es una de las obras de ingeniería civil de mayor magnitud de Europa. La excavación de los dos túneles de 25 kilómetros cada uno, iniciada el 13 de julio del 2005 con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero como espectador, es un paso de gigante para la integración ferroviaria de los territorios del noroeste. Pero su ejecución dista de la marcada en un guión primigenio que ha sufrido ciertas modificaciones con las tuneladoras ya en el estómago de la montaña.

Poco previsible

El Principado, de piedra pizarrosa muy difícil de perforar, frena el optimismo y, al menos, concede una duda razonable sobre el cumplimiento del calendario marcado por la titular de la cartera de Fomento, Magdalena Álvarez.

La máquina del tubo oeste (Viadangos-Telledo), de 10.300 metros de longitud, encuentra muchas complicaciones para avanzar. Sus turbinas arrancaron el pasado 10 de julio del 2006 y después de casi cuatrocientos días en el subsuelo sólo ha horadado 1,4 kilómetros, lo que supone una media de excavación diaria de 3,53 metros. Si el ritmo no cambia y la roca sigue sin conceder tregua, hasta el 21 de junio del 2009 -día en el que da comienzo el verano- el túnel habrá alcanzado los 3.763 metros, es decir, siete kilómetros menos del camino encomendado.

El topo de la parte este, también de 10,3 kilómetros, ha recorrido 4.290 metros desde el 28 de enero del 2006, llegando a perforar de media siete metros por jornada. De la misma manera, en la primavera del 2009 esta gruta, si todo sigue igual, no estará ejecutada en su totalidad y todavía faltará algo más de un kilómetro para ver la luz.

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias -Adif-, entidad gestora de los trabajos en este enclave, asegura que las operaciones en la zona «avanzan con normalidad» y dentro de los plazos establecidos, pero reconoce que los problemas a los que se enfrenta pasan por la aparición de material pizarroso muy difícil de excavar.

Finalmente, las malas condiciones orográficas han hecho que muchos ingenieros fijen su vista en el noroeste para contemplar la construcción de los octavos túneles más largos del mundo. Cuando estén ejecutados, el corredor supondrá una disminución de los tiempos de viaje: una hora y cinco minutos ir a Gijón, y una hora y cuarenta llegar a la capital de España.

Fuente: Diario de León

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