domingo, 18 de febrero de 2007

El carnaval recorre todos los pueblos de la provincia de Leon


Un año más, la tradición del antruejo milenario de Alija del Infantado representó la lucha del bien y del mal, de los jurrus demoniacos y los birrias cristianos, capitaneados por Doña Cuaresma, se resolvió venciendo los últimos, dentro de las celebraciones carnavalescas, cuya memoria se remonta a la época prerromana y que ayer presenciaron un numerosos grupo de espectadores. Todo ello, sobre un asentamiento levantado en la plaza Mayor de la villa que, desde hace unos años, ha quedado ya permanente como una atracción turística más.
La representación de esta leyenda prehistórica comienza a media tarde, cuando los jurrus bajan de las montañas e invaden la villa de Alija, armados de largas tenazas de madera con dientes y varas de mimbre para jurrar, cubiertos de pieles de animales, leotardo blancos, máscaras, cornamentas y signos demoniacos. Percatada la corregidora del pueblo, recorre calles y plazas avisando a las mujeres, que van en busca de Doña Cuaresma a la cercana iglesia parroquial de San Verísimo.

La doña convoca a los birrias (antiguos malechores cuya tribu ha sido rescatada para las filas del bien), revestidos de costales antiguos de lino, pieles de raposa, máscaras y signos cristianos escritos en la frente y comienzan las luchas por recuperar la plaza sitiada, con subidas y bajadas al castillo que preside, con el Ayuntamiento, la Plaza Mayor alijeña.

Al final, como no podía ser de otra manera, triunfa el bien. El jurru jefe es apresado y quemado en una hoguera en la misma Plaza Mayor. Es el triunfo de Doña Cuaresma y de sus birrias, porque como dice su jefe: «Me comprometí por entero, en cuerpo y alma al servicio de mi señora Doña Cuaresma, que me pide actúe como poderosa bestia que en otro tiempo fui, pero encarnado ahora en el espíritu del bien, para presentar batalla al poderoso jurru».

Toda una parodia que es interpretada por unos 70 figurantes, vecinos de la localidad, entre los bandos de jurrus y birrias, así como de mujeres revestidas de las mejores galas populares, bajo la dirección de ahora alcalde de Alija del Infantado, José Antonio Prieto que, por su trayectoria profesional de catedrático de historia en un instituto de La Bañeza, ha sabido potenciar esta tradición ancestral. «Algo muy fácil, porque los alijeños llevan en la médula los jurrus, las comparsas, el antruejo», precisó el regidor.

Antes de iniciarse la representación, se guardó un minuto de silencio por los vecinos desaparecidos el pasado año, en especial, el que fue de una forma trágica, el joven Oliver Pérez, fallecido hace unos días, cuya familia fue siempre puntera en esta celebración.

Fuente: La Crónica de León

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