La asignatura pendiente de León, el turismo rural
¿Está preparado León para el turismo rural?. La pregunta deja un interrogante pesimista después de un recorrido por zonas como Babia, que debía ser santo y seña de ese ocio alternativo al turismo de sol y playa. Ni siquiera quienes han apostado por el turismo rural en la emblemática comarca leonesa tienen una visión optimista. Babia tiene todo –paisaje, gastronomía...– pero le falta todo lo demás. Mientras en Asturias, al otro lado de la Cordillera Cantábrica, se promocionan rutas del oso o parques que hablan de dinosaurios, en Babia no hay nada más que hacer que pasear. Senderismo por rutas que sufren el abandono también. Lo mismo se puede decir de Luna, otra comarca con grandes posibilidades. O en Llamas de la Ribera, que tanto ha promocionado la Diputación de León en Fitur. No hay donde alojarse y ni siquiera funciona la página web del Ayuntamiento. «Contacte con su servidor», es la única respuesta. León tiene grandes posibilidades turísticas. Eso nadie lo discute. Pero el panorama sigue siendo desolador en muchas comarcas. Todos los proyectos son eso, proyectos. Mientras, la 'competencia' de otras comunidades es cada vez mayor. Sólo hay que darse una vuelta por territorios vecinos como Galicia, Asturias o Cantabria. Parques temáticos, grandes rutas. 'Días de Luna', un pequeño hotel rural situado en Sena de Luna, fue uno de los primeros proyectos que apostaron por el turismo en esta zona de la Montaña de León. Soledad Fernández montó el establecimiento con otros tres socios. Diez años después, mantiene la ilusión, pero siente que poco o nada han cambiado las cosas. «Al colegio de Huergas de Babia iban entonces más de 200 niños; hoy son menos de 100», se lamenta.
Soledad no se queja de cómo le van las cosas. Su pequeño hotel tiene buenos índices de ocupación, pero ve que a su alrededor no se montan nuevos negocios. El embalse de Luna sigue sin ser explotado turísticamente y en la zona nadie ofrece más ocio alternativo que senderismo, senderismo y senderismo. Mientras, al otro lado del Puerto de Ventana, en Asturias, se ha abierto el 'Parque de la Prehistoria', un reclamo turístico que atrae visitantes también para Soledad. «Se alojan aquí, pero se pasan el día en Asturias». Y no es el único espejo donde mirarse. El Principado ofrece también otros atractivos como el parque de Muniellos. O en Peña Ubiña. El refugio se está construyendo en la parque asturiana por no hablar del puerto de Pinos —con un pésimo acceso desde León— o de los lagos de Somiedo.
Cuatro Valles, una asociación que engloba a municipios del norte de la provincia para gestionar fondos europeos destinados al medio rural, ha puesto en marcha muchas iniciativas en Babia y Luna, sobre todo rutas a pie. Pero los carteles, como en La Cueta, el pueblo a más altitud de la provincia de León, se sujetan en medio de la calle a duras penas.
La Cueta es uno de esos pueblos idílicos que pinta Manuel Sierra, el pintor de Babia. Situado en el municipio de Cabrillanes, los dos centros de turismo rural están cerrados con candado. «Esto está bien en verano; en invierno no hay quien pare de frío, y no hay nada que hacer», se lamenta uno de los pocos vecinos.
En Cabrillanes, uno de los dos centros neurálgicos babianos junto a San Emiliano, acaba de abrir un nuevo restaurante, 'Posada de Babia', y el diagnóstico es el mismo. Sus dueños, un matrimonio de la zona, tienen también una promoción de pequeños chalés, otra posada en Vega de Viejos y una armería. En opinión de su dueña, «en Babia falta sentido común», que se debería traducir en más infraestructuras y un poco más de promoción. «Por ejemplo, falta hasta cobertura de móvil. Hay mucho verde y es muy bonito, pero no hay más», se lamenta.
Y es que Babia, y más en invierno, es una comarca cerrada de lunes a viernes. Como Luna. Como el palacio de Riolago de Babia. En manos de la Junta desde hace una década, sigue cerrado a los visitantes de la comarca. Desde la asociación que engloba a los empresarios de turismo de la zona se pidió hace un tiempo que se abriera como reclamo turístico, aunque sólo fuera para mostrarse como vivienda tradicional de otra época. Hace escasas fechas, el Boletín Oficial de Castilla y León publicó las bases de licitación para su conversión en centro de interpretación del Valle de San Emiliano por un importe de 870.348 euros. Al menos, parece que algo cambia.
La conclusión en Babia es clara: el turismo rural no se ha convertido en una alternativa de futuro como en la vecina Asturias. Así piensa también Jose, del restaurante y hostal 'Valle de San Emiliano', ubicado en el centro de la localidad de San Emiliano. «Lo cierto es que cada vez hay menos gente», se lamenta como los otros hosteleros.
VEGACERVERA, LA EXCEPCIÓN
Vegacervera, otra de las zonas emblemáticas del turismo rural, mira al futuro pensando en el proyecto del teleférico. Según su alcalde, Luis Rodríguez Aller, no afectará a las hoces y se convertirá en un reclamo turístico de gran importancia para mantener un turismo estable durante todo el año.
Vegacervera ha crecido mientras otros municipios de la zona han caído en población. Aquí tienen claro que el turismo y la rica gastronomía, típicamente leonesa (cecina de chivo, jamón, chorizo, cecina...) es la única tabla de salvación. El teleférico es todavía un proyecto, pero nadie duda de que será una realidad tarde o temprano. Además, Vegacervera ofrece ya al visitante un reclamo como la Cueva de Valporquero, que año tras año gana visitantes.
En la zona de Cistierna y Riaño, e incluso en Picos de Europa, los proyectos siguen esperando también. Se llaman 'Aguas bravas', Museo de la Minería de Sabero... Todo está en el aire, o más bien sobre el papel. Papeles muchas veces 'eternos'.
Otra zona con grandes recursos es Puebla de Lillo. Pero este invierno apenas ha nevado y San Isidro a duras penas está pudiendo salvar la temporada.
SIN INFRAESTRUCTURA
En Llamas de la Ribera, pese a la intensa campaña de promoción que se ha hecho estos días en Fitur de su Carnaval ancestral, apenas hay infraestructura para acoger a los visitantes. «Aquí tiene que ir a León», señalan en un bar del pueblo. La capital leonesa no está lejos, a poco más de 30 kilómetros, «pero desde luego la ganancia no queda aquí», se lamenta el mismo hostelero.
Quizá sea el Bierzo donde mejor funcione el turismo rural. Allí está más estructurado y se 'vende' como un reclamo con varias opciones: visita a Ponferrada, recorrido por Las Médulas... En Astorga es también muy importante. Los fines de semana de invierno los restaurantes maragatos se llenan para comer el típico cocido. Vienen de Madrid, de Galicia, de Asturias... No funciona tampoco mal.
Pese a las 425.000 referencias en Google y los datos de ocupación, turismo rural y León tienen mucho camino por delante. Quizá la respuesta a tantas preguntas la tenga Soledad, del centro de turismo rural 'Días de Luna'. «Tenemos zonas preciosas, pero necesitamos más casas y más proyectos de calidad. Sobre todo calidad para poder competir».
Una palabra a añadir a la larga lista de proyectos que sueñan con ser realidad. Para competir.
La Crónica de León
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