lunes, 19 de noviembre de 2007

Los níscalos son los reyes del territorio leonés

El territorio de la provincia leonesa cuenta con una gran diversidad ecológica, lo que se refleja en la gran variedad micológica y en la cantidad de especies que se encuentran repartidas por todo el territorio.

La Asociación Cuatro Valles ha establecido una caracterización micológica del territorio, que se ha publicado en el 'Plan de Ordenación de los Recursos Forestales de la Montaña Occidental de León. Análisis y diagnóstico del territorio y la gestión forestal', de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León.

En la actualidad, y en cuanto a producciones potenciales en función del territorio, la web micodata.es estima que las cifras más altas de las especies que se comercializan en la provincia las alcanzan los níscalos, con una producción media de 3,72 kilogramos por hectárea, los boletos, con 1,3 y la carbonera, con 0,6, hongos muy comunes en los pinares de la zona de La Robla, Camposagrado y la Cepeda.

En este estudio, se establece una diferenciación entre tres territorios con características ecológicas propias. Estas zonas son la de la montaña correspondiente a los puertos y valles de la Cordillera Cantábrica, las estribaciones de la Cordillera hacia el sur y la meseta de suaves relieves.

La primera zona comprende los municipios de Villablino, Cabrillanes, San Emiliano y Sena de Luna, que se caracterizan por contar con unas características climatológicas propias del clima Atlántico y con un territorio con un predominio de materiales calizos y grandes pastizales. Estas características favorecen el crecimiento de saprófitas, siendo la más común la seta de San Jorge o de Primavera. Un hongo que se encuentra habitualmente desde mediados de marzo hasta finales de junio o principios de julio en los puertos de montaña más elevados. Esta seta posee una gran importancia económica y social y puede llegar a alcanzar precios que oscilan desde los sesenta a los 120 euros el kilo a principio de temporada y de diez a veinte euros el kilo al finalizar la primavera. También es una especie muy apreciada gastronómicamente e incluso ha motivado la creación de una asociación de recolectores en el municipio de Cabrillanes denominada 'Setas de Babia' y en el municipio de Cármenes se realizan anualmente unas jornadas gastronómicas de esta seta.

También son comunes en este territorio los champiñones, las setas de corro o senderuelas, las setas de pie azul y pie morado, los parasoles, la cándida o el apagavelas. Tampoco es extraño encontrar níscalos en los pinares de pequeña extensión o rebozuelos, trompetas de los muertos o rúsulas en robledales y hayedos.

La segunda zona agrupa a los municipios de Palacios del Sil, Murias de Paredes, Riello, Soto y Amío, Barrios de Luna y Valdesamario, que tienen en común un clima más suave, con un período de sequía estival más acusado meridionalmente y con suelos pizarrosos. Aquí predominan las oronjas, los boletos negros, los rebozuelos y las trompetas de los muertos. Tampoco es difícil encontrar parasoles, que tienen un importante aprovechamiento comercial a nivel local y que puede alcanzar grandes producciones.

En los abedulares de Omaña aparecen también Leccinum, lactarius y rúsulas, cuyo interés ecológico y diversidad micológica es muy alto, aunque cuentan con un escaso valor comercial. En los pinares también crecen los marzuelos, un hongo típicamente invernal y que se desarrolla incluso bajo la nieve.

La zona más meridional, que comprende los municipios de Santa María de Ordás, Las Omañas, Llamas de la Ribera, Quintana del Castillo y Villamejil, que comparten grandes masas de pinos y grandes zonas de cultivo de cereal y de vegetación de ribera. Los pinares más jóvenes son buenos productores de níscalos, llanegas y boletos anillados y los más bosques más veteranos de carbonera o de ratón y boletos, mientras que en los robledales se dan boletos de verano y amanita caesarea, especies de gran interés comercial.

La Crónica de León

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