domingo, 16 de marzo de 2008

Pregón de la Pasión de León


¿Qué tiene que no tenga otra? León no tiene los mejores pasos, pero tampoco se parece a ninguna otra representación de la Pasión. Es la Semana Santa de León, el único acontecimiento del año capaz de movilizar a una ciudad a veces fría. Es el ambiente en las calles, es el escenario del casco antiguo, son las chapas, el bacalao, la limonada... La forma de sentir de un pueblo capaz de vivir siete días al año a tope. El pasado viernes, cuando los cofrades levantaron La Dolorosa, una emoción contenida estremeció a propios y extraños en el interior de la iglesia del Mercado. Unas señoras cantaban al «pueblo de León» mientras la imagen salía por la puerta del templo en procesión. Ese papón capaz de pujar en homenaje al abuelo fallecido, al padre o el tío es la savia que cada año se renueva. 20.000 dicen que hay en todo León. Hasta el próximo domingo estarán en la calle. Aunque los pasos no sean de Gregorio Fernández, como en Valladolid, ni imágenes románicas de gran valor como en Zamora, la Semana Santa de León exalta su propia iconografía. Son 'El torero', que es el paso de El Expolio de la procesión de Los Pasos, o 'El gallo', el paso de La Flagelación. O Nuestro Padre Jesús Nazareno. O el 'Tachenco', en otra de las procesiones más conocidas, recordando a aquel jugador ruso de baloncesto de lo años ochenta.
Los bares cofrades son otro de los templos de cómo se vive la Semana Santa. El 'Vergara' en la carretera de Asturias, se llena como todos los años con carteles de Semana Santa enviados a León por cofradías de toda España. O los bares cofrades que aún resisten en el casco antiguo.

Pero la Semana Santa de León es sobre todo las calles. Desde hace más de un mes se puede escuchar la música semanasantera en los ensayos en el Jardín de San Francisco y el bullicio ya no parará en el Barrio Húmedo durante los próximos ocho días.

La Horqueta —una asociación que vive apasionadamente estos días durante todo el año y cuyo trabajo está siendo cada día más reconocido—, ha vuelto a confiar su cartel de este año en Luis García Zurdo, el gran artista leonés de San Feliz de Torío, que 46 años vuelve a expresar el sentir de la Pasión según León.

En 1962, el primer cartel oficial de la Semana Santa de León generó una agria polémica. Se llegó a retirar de bares y escaparates. En aquella sociedad provinciana, en plena dictadura franquista, se entendió como una ofensa la representación de Jesucristo a modo de espantapájaros, con un saco por túnica. Hoy, aquel cartel de Zurdo es una pieza de coleccionistas. Nadie entendió que sólo quiso reflejar con aquella imagen la verdadera cara de Jesucristo, un hombre camino del calvario, que no iría ni bien vestido, ni con la cara salida de un concierto. «Lo quise reflejar con toda la crudeza que tuvo que ser aquel momento», confesó el artista leonés años después. El cartel, encargado por la Junta Mayor Profomento de la Semana Santa de León —formada entonces por seis cofradías: Angustias, Dulce Nombre de Jesús Nazareno, Angustias, Santa Marta, Jesús Divino Obrero y el Perdón—, demuestra como ninguna otra historia esa contradicción de la Semana santa leonesa. «El cartel que desapareció», titularon 'Lamparilla' y Joaquín Nieves en Proa, en una sección muy conocida entonces, «Gente que pasa», en el único comentario sobre el primer cartel que se publicó. «A nuestro paso por las calles de la ciudad hemos observado que el cartel anunciador de nuestra Semana Santa fue retirado de los escaparates en que se había colocado. ¿Razones...? Solo una...».

León ya está en la calle desde hace dos días para celebrar la semana más importantes del año. Ni San Juan ni San Froilán despiertan el interés y la movilización que se produce estos días de Pasión con mayúsculas. La tradición, la devoción y la religiosidad mueven a muchas familias, que desde niños se hacen papones.

Ni siquiera la II República prohibió los desfiles procesionales en León. Las autoridades de aquella época, de la que tanto se habla ahora, lo tuvieron claro: «Nada debe haber de malo en los desfiles —se decía en la prensa leonesa de la época—, que han contribuido al desarrollo de artes tan españolas como la de la imaginería o la talla policromada». Y se añadía: «No es raro que personas que han perdido la fe conserven respeto por las procesiones de Semana Santa».

La Semana Santa de León tiene hoy tambien una indudable vertiente también económica. La ciudad colgará el próximo fin de semana el cartel de completo en los hoteles. Pese a la dura competencia de Zamora o Valladolid, muchos madrileños, asturianos, vasco y catalanes prefieren León. Por su Semana Santa y también por el ambiente de sus calles. En opinión de la concejala de Turismo, Susana Travesi, «nuestra ciudad vive esos días su fiesta grande y entendemos que, por eso, todos los sectores sociales tienen que ser partícipes y beneficiarse, al mismo tiempo, de la su proyección internacional».

¿Qué tiene la Semana Santa de León que no tenga otra? ¿Cómo es posible que una ciudad tan poco dada a la movilización, por el propio carácter leonés, sea capaz de poner casi 20.000 papones en la calle y organizar más de 30 procesiones? «Hay que vivirla para poder entenderla», dicen los papones.

El casco antiguo de León se convierte en su escenario difícilmente superable. Sus calles estrechas, sus monumentos, sus plazas, pero también sus bares, la limonada, el bacalao, las chapas Muchos hosteleros leoneses guardan celosamente la composición de la bebida más semanasantera, tanto o más que los canónigos de San Isidoro el vino que se bebe en Jueves Santo desde hace siglos. 'Marquitos', el mesonero de la 'Bodega Regia, hace una recomendación para tomar limonadas: «Siempre en el mismo sitio. Así se evita que se suban a la cabeza».

La Semana Santa de León también debe mucho a sus cronistas. Cayón Waldaliso, Crémer, Ema, Pastrana. O a personajes irrepetibles como 'Lamparilla'. Así son famosas sus anécdotas. Durante una procesión en la que figuraba «El Descendimiento», una de las mayores preocupaciones del público en general era si pasaría o no por las calles del recorrido. «Lamparilla» escribió a Víctor de los Ríos: No me tengo de temor. / Aquí todo el mundo suda. /Pídale a Dios con fervor, / Pues aún falta lo peor / ¡la Rúa va a ser Ruda! Pero el paso pasó».

Desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección, todo es Pasión. Cuatro ciudades (Valladolid, León, Zamora y Salamanca) tienen la consideración de Semanas de Interés Turístico Internacional, otras cuatro nacional (Ávila, Palencia, Medina de Rioseco y Medina del Campo) y una decena regionales: Burgos, Segovia, Aranda de Duero, Astorga, El Burgo de Osma, Ponferrada, Tordesillas, el Viernes Santo de Ágreda, la Bajada del Ángel de Peñafiel y las más recientes, la Semana Santa de Sahagún y Toro, reconocidas con el Interés Turístico de Castilla y León.

En la página web de Wikipedia, la enciclopedia de Internet, al hablar de la Semana Santa de León, también se dice: «Asociado a las celebraciones de la Semana Santa, la madrugada del Jueves Santo acoge la celebración de la procesión pagana del Entierro de Genarín, en recuerdo de Genaro Blanco, un pellejero de principios del s.XX, famoso en su época y ambiente, que gustaba de beber orujo y frecuentar los burdeles de la ciudad, y que fue atropellado por el primer camión de la basura de la ciudad mientras estaba defecando en uno de los cubos de la muralla medieval, en la llamada Calle de los Cubos, en la noche de Jueves Santo. A su alrededor surgió entonces, en torno a la gente más bohemia de León, la costumbre de rememorar tal acontecimiento con una «procesión», creando para ello la parafernalia de una cofradía (la Cofradía de Nuestro Padre Genarín), sustentada en el «supuesto» carácter milagrero del borracho (con milagros relacionados, por ejemplo, con victorias de la Cultural y Deportiva Leonesa, equipo local), refrendado por las figuras de «Cuatro Evangelistas», cuatro leoneses que recitaron durante años los poemas que acompañan la celebración». Quizá sea su mayor contradicción, pero mucha gente también pasa estos días en León por vivir esa noche leonesa.

La Crónica de León

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