miércoles, 12 de marzo de 2008

La historia de una leonesa que vivío de cerca el 11 M

«Parecía que no iba a llegar este día, pero aquí está». La leonesa Carolina del Blanco, que viajaba el 11 de marzo de 2004 en uno de los vagones que explotaron en Madrid, ha tenido que ojear el calendario para recordar que ayer era el triste 'aniversario' del mayor atentado que ha sufrido España.

La razón del despiste mide poco más de 50 centímetros. Acaba de nacer su hijo Rodrigo hace apenas siete días y, como buena madre, asegura que «ha cambiado mi vida». Ella cumplió ayer cuatro años y su pequeño una semana.
«Durante todo el día no hemos puesto ni la tele en casa», por lo que ha habido un motivo más para olvidar que hace cuatro años, cuando se dirigía a su puesto de trabajo en el Cuartel General del Aire de Madrid, en Moncloa, se convirtió en víctima del 11-M.

«Me encuentro muy bien, lo único que quería es que no naciera hoy», ya que esta madre primeriza tenía que haber salido de cuentas mañana. Sin embargo, Rodrigo ha demostrado su inteligencia desde el principio y no ha querido que su madre viera empañado el día más alegre de su vida con recuerdos que cada vez están más lejos en la memoria. Finalmente, Rodrigo adelantó su nacimiento al 4 de marzo y ha venido a convertir a su madre en la mujer más feliz del mundo.

Carolina del Blanco ha demostrado siempre su fortaleza, a pesar de reconocer que durante los dos primeros años derramó muchas lágrimas de «rabia contenida» recordando aquel fatídico jueves. Ahora, cientos de lágrimas después –y de alegrías también– es una mujer casada desde 2005 y madre primeriza. Cuando sufrió el atentado ya se encontraba preparando su boda, aunque los preparativos se retrasaron hasta que «recobró fuerzas».

A los dos meses de sufrir el brutal atentado la trasladaron a la base aérea de La Virgen del Camino en León, regresó a su ciudad natal y comenzó a vivir con su entonces pareja (hoy marido y padre de su bebé) Corpus.
Y hay más pruebas de vitalidad de esta madre novata. «Tenía bien claro desde un principio que ellos no me iban a cambiar mis hábitos de vida»; por eso, cada vez que viaja a Madrid, «donde tengo a familiares y amigos», confiesa que se traslada en tren. Es más fuerte su deseo de continuar hacia adelante que los recuerdos del pasado y la explosión del vagón en el que viajaba en la calle Téllez.
Tampoco fue fácil revivir el viernes el atentado que acabó con la vida del ex concejal del PSE, Isaías Carrasco, en Mondragón. «Es triste, pero ya parece que presentimos que en la campaña de unas elecciones algo va a suceder», confiesa Carolina. Como mujer previsora ejerció su derecho al voto por correo. «Todos en casa votamos así porque no sabíamos cuando iba a nacer el niño», asegura esta militar leonesa.
Reconoce que fue difícil el día que se hizo pública la sentencia que condenaba a los autores del atentado del 11-M. «No lo pasé bien porque no hay una sentencia 'justa' o que pueda compensar lo que vivimos».
Sufrió como secuelas físicas una lesión en el oído derecho, que no llegó a haber perforación, y traumatismo cervical. Las terapias con el psicólogo las dejó por iniciativa propia «porque no me ayudaba recordarlo», aunque en un principio sí acudía «porque no quería desahogarme con mi familia. Ya era suficientemente duro para ellos también».
Carolina vivió ayer un 'aniversario' lleno de esperanza con su hijo Rodrigo en los brazos. «He preferido no seguir la saga del nombre de mi marido, Corpus», asegura entre risas. La mejor manera de continuar.

La Crónica de León

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