domingo, 2 de septiembre de 2007

Los vecinos de Puebla de Lillo se encuentran con la tradición de las machorras

La campa de las piscinas municipales fue el escenario donde los vecinos de Puebla de Lillo celebraron en el día de ayer el día de las machorrras. «Ésta es una antiquísima tradición y que durante décadas tras finalizar la contienda civil dejó de celebrarse, siendo recuperada por los vecinos en el año 1979 y desde entonces hemos hecho esta fiesta como la segunda del pueblo, donde están presentes casi la totalidad de los vecinos», manifiesta Agustín Viejo, vicepresidente de la Junta Vecinal.

Desde primeras horas de la mañana, en el caluroso día de ayer, las sombras de la arboleda de la piscina fueron tomadas por decenas de mesas y sillas para dar cabida a los cerca de 350 comensales que iban llegando para más tarde degustar esta tradicional comida. Un batallón de cocineros ya se había encargado desde primeras horas de la mañana de preparar los fuegos donde se asaría más tarde el cordero así como la preparación de tres grandes ollas de chanfaina (comida tradicional de la montaña que se compone de pan, hígado, huevo y varios condimentos como ajos, perejil).

En la actualidad apenas hay rebaños de ovejas en los puertos de Lillo por lo que tampoco hay machorras, que eran las hembras de más edad que no podían tener más cría y su destino era para esta comida campestre como recompensa a los vecinos del pueblo titular de los pastos al final de temporada. Los vecinos de Lillo quieren seguir manteniendo esta tradición y ha cambiado las machorras por corderos jóvenes, en esta edición la Junta Vecinal que es quien corre con todos los gastos, pagó 15 corderos para una comida que se podría llamar de hermandad entre todos los vecinos. En el día de ayer fueron utilizadas 18 paellereas para asar el cordero, así como tres grandes perolas para hacer la chanfaina.

Benedicto Fernández, de Reyero, casado con Josefa Sánchez, hija de la mítica Catalina de Lillo la primera mujer de España en tener carné de conducir, llevan desde el año 79 asistiendo a esta fiesta-comida y manifiestan que seguirán viniendo mientras puedan, «esta fiesta sirve para unir al pueblo y estar unidos todos los vecinos al menos por un día y nosotros mientras no padezcamos algún tipo de 'tullimiento' seguiremos viniendo», dijo Benedicto. En la jornada de tarde continuó la fiesta con un baile que sirvió para bajar la estupenda comida que duró hasta altas horas de la madrugada.

Entre los asistentes, además de vecinos, hubo presencia de veraneantes así como visitantes llegados de otras localidades del municipio.


Fuente: La Crónica de León

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