Entrevista a Emilio Gancedo, defensor de la cultura leonesa
Lleva ocho años al filo de la noticia. Emilio Gancedo, redactor de Cultura del Diario de León, acaba de ver reconocido su tesón en defensa de la lengua y las tradiciones populares con el premio «La armonía de las letras», que otorga la asociación cultural del mismo nombre. Está convencido de que la Cultura es el futuro de León. Dice que el leonés es una lengua que « suena muy bien, es muy musical y muy hermosa».
-Que le reconozcan a uno el trabajo es el mejor de los premios y que, además, lo haga un grupo de intelectuales, al margen de instituciones, tiene mayor mérito...
-Claro, eso es lo principal. Sobre todo reconforta ver que desde ámbitos muy diversos, literatura, arte, música... se tiene ya la idea de la cultura como algo unitario, la cultura es una; y así lo han puesto de manifiesto en el acta.
-El jurado ha destacado tu labor en defensa de la cultura y la lengua leonesa. ¿Por qué te gusta tanto esa cultura que parece tener los días contados?
-Es curioso, yo lo veo al revés: precisamente ahora es cuando tiene más futuro. Frente al vértigo de un mundo globalizado, las sociedades se volcarán cada vez más en la puesta en valor de lo suyo. Y esto, aquí, se ha de traducir en una apuesta firme por lo nuestro, ¿y qué es lo nuestro? Pues muchas cosas: donde aún se hable leonés, clases para que no se pierda, carteles con la toponimia autóctona... Y donde no, que se sepa que un día no lejano se habló y que exista la posibilidad de que lo aprenda quien quiera. Pero más importante es que se hagan ver las bases culturales, económicas y de poblamiento comunes a todo el territorio leonés y que cuidemos nuestro paisaje tradicional, cultivos, casas y patrimonio natural, porque de ello depende parte de nuestra supervivencia. La llave de nuestro futuro la tiene la sabiduría de miles de generaciones que hace unas décadas nos empeñamos en destruir y disipar.
-¿León tiene la cultura que se merece?
-Sí, una cultura que viene «desde arriba», que dice: esto es cultura y esto no, esto es prestigioso y esto no; como pasa con el Musac, por ejemplo. A mí me parece más importante incentivar la cultura desde abajo, que en nuestras comarcas y pueblos se hagan semanas culturales, se editen revistas, se hagan filandones, se recuperen romances. La cultura no es una cosa rara, unas performances que sólo entienden cuatro iniciados, es todo aquello de lo que estamos hechos.
-¿Por qué las instituciones parecen tan insensibles con el Patrimonio de León?
-Porque, como decía Alejandro Valderas, eso «no renta». Ahora bien, en cuanto empiece a «rentar» -y está claro que lo hará-, la cultura va a ser nuestra principal industria. Lo que es inadmisible es ponerle trabas a ese crecimiento.
-¿Si Valladolid tuviera un monumento como la Catedral de León lo tendría mejor conservado?
-No sólo eso, sino que a su lado habría una Cátedra de Estudios sobre el Gótico Europeo, un Taller Internacional de Restauración de Vidrieras y cien funcionarios mandándose e-mails unos a otros.
-¿No es absurdo resucitar una lengua prácticamente muerta como el asturleonés?
-No, de hecho es bastante divertido porque suena muy bien, es muy musical y muy hermosa.
-¿Se puede defender lo leonés sin ser leonesista?
-Hay que acabar de una vez por todas con la idea de que defender lo leonés conlleva pertenecer a un determinada corriente de opinión política, ¡claro que no! Coño, si todos somos de aquí, habrá que defenderlo entre todos, el PSOE, el PP, la UPL, todos a favor de nuestro paisaje, nuestras hablas tradicionales, nuestra economía y nuestras posibilidades de futuro.
-¿Qué le pediría a Zapatero en el ámbito cultural?
-Es fácil: dejar que León alcance aunque sólo sea la mitad de sus posibilidades en tal materia. Sólo con eso ya seríamos un territorio ineludible a nivel histórico, patrimonial y natural. Y justicia, claro. La Constitución, que, oye, es un papel que tiene su importancia, sigue amparando el derecho de todas las regiones a su autonomía: León figuraba en el mapa como región y nuestra identidad, cultura, historia y economía van por derroteros diferentes a los castellanos. Entonces, ¿qué pasa aquí? ¿Somos los más tontos de todos? ¿Es que siempre tendremos que sacrificarnos «por razones de Estado»?
-¿Por qué ha calado tanto el feísmo en nuestras comarcas?
-Porque ha faltado que instituciones como la Diputación hagan ver a la gente que lo suyo es muy guapo, que las casas de siempre, de adobe, de patín y pizarra, o de corredor, son preciosas, fomentan la unión del pueblo, impiden que se olviden técnicas y materiales, fijan población y ofrecen una imagen de pulcritud y amor por lo propio muy atrayente para conciudadanos, turistas y empresarios. Y eso sí que es progresar.
-¿El peor pecado de los leoneses es el conformismo?
-Sí, y el cainismo. Y haber permitido que aquí se criaran algunos de los políticos más mezquinos de los que se tiene noticia.
-¿A quién le haría un monumento?
-A un cura de mi pueblo que, según me contó mi abuelo Emilio, cuando llegó el camión de los falangistas preguntando a ver quién no iba a misa para fusilarlo, él dijo que allí iba a misa «todo Dios». Y era mentira gorda, claro. A gente así.
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