sábado, 17 de noviembre de 2007

La tradición de la matanza del gocho continúa en la provincia

Desde hace algunos años a esta parte, la tradición de realizar matanzas domiciliarias en la provincia de León ha ido decayendo hasta alcanzar cifras históricas. De las 25.305 matanzas que se llevaron a cabo hace sólo cinco años, en la temporada 2001-2002, se ha pasado a 15.645, que ha sido el número total de cerdos que se sacrificaron en la provincia para el autoconsumo en la pasada temporada (2006-2007), lo que supone un descenso de un 62%, según los datos proporcionados por la Consejería de Sanidad de la Junta, unas cifras que nunca habían sido más bajas.

El período de matanzas, que va desde el último viernes de octubre hasta el primer domingo de abril, ha ido perdiendo su atractivo para las familias leonesas, que han optado por abandonar esta tradición, que reunía a las familias durante varios días en las labores de matar al cerdo, trocearlo y elaborar los tan apreciados embutidos. En estos momentos, las cifras demuestran que esta costumbre, muy arraigada en la provincia desde hace años, se encuentra ahora en plena decadencia.

De las 26 zonas básicas de salud de León, La Bañeza es la que registró un mayor número de sacrificios de ganado porcino durante este período, con una cifra de 1.788, seguida muy de cerca por San Andrés del Rabanedo, con 1.632. Durante el año pasado fueron muy pocos los municipios que superaron los mil sacrificios, una cifra que San Andrés y La Bañeza compartieron sólo con Ribera del Órbigo, Ponferrada, Villablino y Astorga. El resto, contaron con un número más bien reducido de matanzas, siendo Mansilla de las Mulas, con 95 y Matallana de Torío, con 47 en las que menos convenció esta tradición.

La normativa que regula las matanzas desde hace siete años y que regulará también la presente campaña de sacrificio domiciliario de ganado porcino, que ya ha comenzado y que se prolongará hasta el primer domingo de abril, se mantiene desde hace siete años y es la Orden de 21 de septiembre de 2000, de la Consejería de Sanidad y Bienestar Social, por la que se regula el reconocimiento sanitario de cerdos sacrificados, en domicilios particulares, para el autoconsumo.

Esta normativa establece las pautas básicas que debe seguir todo el proceso de la matanza y obligan a que la carne procedente de esta actividad sólo pueda destinarse al consumo familiar, por lo que queda prohibida su venta. Además, faculta la intervención de veterinarios en el proceso para que puedan realizar los análisis convenientes y establezcan si la carne es apta o no para el consumo. Se trata de una práctica que aunque no es obligatoria, se encuentra ya muy generalizada y que permite que cada año sean menos los casos de triquinosis registrados en humanos por el consumo de un animal enfermo.

En 2006, y según los datos facilitados por la Consejería de Sanidad de la Junta, enfermaron por esta causa un total de 19 personas, de las que 13 residían al municipio de Santa María de Ordás, de la zona básica de salud de La Magdalena. Precisamente para evitar este tipo de situaciones, desde Sanidad recomiendan que se realicen este tipo de controles, que se obtienen del análisis de las vísceras del animal, de un trozo de lengua o de los pilares del diafragma del cerdo que ha sido sacrificado.

La Crónica de León

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