viernes, 5 de enero de 2007

Esperando a los Reyes Magos


Los vecinos de La Poza-El Cañuco escenificaron por primera vez el belén viviente tradicional, en el que no faltaron los elementos habituales.

Hoy, a partir de las 18.00 horas, las principales calles de La Robla se vestirán de largo para recibir a sus majestades, que harán una parada en la iglesia parroquial.

También los Reyes estarán en todas las poblaciones del Torío, el Bernesga y el Curueño, regalando juguetes a los niños.

jueves, 4 de enero de 2007

La mina del pueblo de Llombera


En Llombera, como en la mayoría de los pueblos de la comarca, la mina constituyó un incremento importante en la economía de sus gentes, compaginando las tareas agrícolas y ganaderas con la minería.


La precaria situación que esta comarca vivió en la posguerra (consecuencia de la sinrazón) motivó la explotación de sus gentes con especial dureza, largas jornadas laborales, escasez de comida en la fardela, deficiente indumentaria y el cansancio acumulado del trayecto hasta la mina que había que hacer caminando, especialmente difícil en invierno con grandes nevadas y ventiscas; aún guardo en la memoria de mi infancia el “rugir de las navariegas” (sonido que hacen las fayas con el viento) y la imagen de mi padre cuando llegaba a casa en el turno de noche con las ropas empapadas por la nieve después de una dura jornada; este trayecto solían hacerlo en grupos de 3 ó 4 mineros con la escasa luz de las linternas turnándose para ir abriendo senda en la nieve, alguna vez oían el aullar de los lobos, incluso su avistamiento.


Algunos mineros comenzaban a trabajar a edades muy tempranas; Hombres niños que con apenas 14 años cambiaban sus juegos infantiles por la negra realidad de la mina para aportar sus pequeños ingresos a la penosa economía familiar.


En los años 50 Llombera soportó un elevado incremento de su población, con gentes de diferentes puntos de nuestra geografía: gallegos, andaluces, extremeños, zamoranos, etc… todos con un objetivo común, desterrar para siempre de sus vidas el hambre, la miseria y la humillación de llegar a casa sin nada que ofrecer a sus hijos después de largas jornadas en el campo.


Sirva como anécdota la protagonizada por uno de estos matrimonios, el primer sueldo que el marido entregó a su mujer, ésta no podía creer que tanto dinero les perteneciera de una jornada honrada por su trabajo.


Dicen que habitamos físicamente un espacio, pero sentimentalmente habitamos una memoria. Una mayoría de estas gentes que durante varios años compartieron sus vivencias con nosotros integrándose en nuestras costumbres, formando parte de nuestras vidas, en los años 70 cuando su economía fue lo bastante sólida, oyendo la llamada interior de lo suyo, de nuevo regresaron a su tierra; aunque una parte de cada uno de ellos quedara siempre en nuestra memoria.


La mujer también tuvo un papel especial en esta historia minera. Una figura entrañable fue la de escogedora; generalmente eran mujeres viudas, durante varias horas bajo las inclemencias del clima, escogían el carbón en el lavadero, cinta del escogido actividad rutinaria y pesada.


Otra de las actividades que más llama la atención por su vertiente humana, es la de cocinera. A finales del siglo XIX y primeras décadas del XX existió esta figura según se puede constatar ya en 1894. Su función esencial era calentar el pote de los obreros en un edificio dedicado al efecto en el que había unas cocinas enormes.


Generalmente también eran viudas, percibían como sueldo en 1898, 56,75 pesetas al mes, fecha en la que el trabajador del interior ganaba 3,18 pesetas diarias y el del exterior 2,05. Desde aquí un especial reconocimiento a todas estas mujeres por su capacidad de supervivencia y superación, por su fortaleza pese a la dureza de las condiciones de vida fuera y dentro del hogar.


Una anécdota más es la protagonizada por Anastasia Flecha Robles “mi bisabuela”: uno de los capataces, Benjamín Calleja sabía que una de las cocineras (Anastasia) que era de Llombera tenía un burro; y en cierta ocasión se lo pidió para trabajar en una bocamina muy baja en la que no podían entrar las mulas, convinieron el precio, y lo llevaba por la mañana María la hija de la cocinera.


Acabados los trabajos después de una temporada y para saber cuánto habían de pagar, Benjamín Calleja preguntó: "Oye, María, ¿cuántos días tiene el burro? (estaba refiriéndose a los días trabajados). ¡Ay Don Benjamín! Yo días no sé; pero años tiene muchísimos ..."


Fuente: página web de Llombera

Apuntes para la historia de Llombera



Llombera se cita como Plombera en el “Libro Gótico” del Archivo de la Catedral de Oviedo ya en el año 361. No está claro si este topónimo deriva de plumbum (plomo) por la posibilidad de alguna explotación de plomo, quizás por los romanos, a propósito de cuyo extremo algunos indicios parecen referir los vecinos, pues en una cueva de la jurisdicción  se han hallado escorias que no han sabido identificar, y coinciden en creer que en tiempos remotos haya habido explotaciones del referido mineral en la zona.

Atestigua la antigüedad de sus orígenes, la época celtica, la existencia en sus proximidades de una población el Castro a una altura no muy distante, donde, parece ser, se han encontrado restos, piedras de adorno y de un poblado de pastores que ocuparon un lugar llamado Vegahonda ó Vegafonda, con una iglesia propia. Todavía hoy existe ese prado, al que se llama el prado de la iglesia donde hace años se encontró una campanita o esquilón que servía para las misas.

En el término de Llombera también, y no lejos de estos lugares del Castro, se encuentra el lugar llamado Tamba, con una hermosa fuente, y en torno a estos sitios corre todavía un dicho que recuerda las antiguas leyendas de los tesoros : “Entre Tamba, Tambica y Tambicón, hay un tesoro que vale más que la ciudad e León”. Leyenda que se refuerza con la referida a otro tesoro (enterrado en lugares no lejanos , la Portilla), el cual ha de salir o a punta de reja o a resbalón de oveja”

Es uno de los pueblos de Gordón mas antiguamente documentados según transcribe Tirso de Avilés, recogida C.Miguel Vigil que dice: “...et descendit ad campolongo secus flumen Bernisga. Per illa uite.Per uillar de fratres.Per Plombera.... »

Llombera, como ocurre con otros concejos de la comarca debe su crecimiento a las explotaciones de carbón que comenzaron a finales del s. XIX en gran parte de sus terrenos, que propició que los vecinos se dedicaran a la extracción del carbón, al principio en minas familiares, y después integrando a más trabajadores que intentaban mejorar su modo de vida.

Como destacable en el aspecto monumental, los más relevantes son los de carácter religioso, el primero es la iglesia parroquial dedicada a San Pedro, que la tradición dice que perteneció a una marquesa, delante de la cual hay una bella cruz de piedra. Se restaura en 1959 por la Hullera Vasco Leonesa, regida, ya entonces, por el párroco don Marcial Alvarez García.
También hay una pequeña ermita del Santo Cristo de los Remedios al que muchos fieles acuden a visitar en la fiesta el 14 de septiembre.

Las construcciones populares son de piedra, robustas, que se construyeron al lado de la montaña, cuyos cimientos se encuentran anclados en la propia roca.
En aquélla época, el pueblo poseía buenas escuelas , que se habían construido recientemente (una para los niños y otra para las niñas), con una casa para el maestro. Actualmente, ese edificio se usa como consultorio médico y como bar del pueblo.

Actualmente, durante el invierno este pueblo sólo cuenta con 52 habitantes, aunque prácticamente todos los fines de semana ese número es de unos 70 habitantes y , sobre todo en el verano ese numero aumenta a alrededor de unos 115 h.   Su cercanía a poblaciones como La Pola de Gordón y La Robla, hace que se encuentre  bien abastecido de sus necesidades más básicas.


Fuente: Apuntes para la historia de Gordón

Muere el poeta Lopez de Anglada fundador con Cremer de la revista Espadaña


El poeta Luis López Anglada, muy vinculado con León durante muchos años, falleció ayer en Madrid a los 87 años. López Anglada, era militar de profesión y tuvo una dilatada trayectoria literaria, en la que recibió el Premio Nacional de Literatura en 1961 por su libro Contemplación de España.

Durante su estancia en León, formó parte de la revista Espadaña, que editaba el poeta y periodista Victoriano Crémer.


Fuente: Diario de León