martes, 19 de febrero de 2008

El Urogallo se extingue en León

La extinción del urogallo será una realidad a finales del próximo siglo en toda la Cordillera Cantábria y, a más corto plazo, es irreparable en el núcleo oriental, correspondiente a los cantaderos de Picos de Europa. La primera afirmación pertenece al grupo de catedráticos británicos que ha elaborado el Atlas Climático de las Aves Reproductoras de Europa, donde se predice que el impacto del cambio climático sobre la montaña leonesa fulminará el hábitat del urogallo común, que se desplazará hacia Centroeuropa.

La segunda tesis se deduce del último censo realizado por el Servicio de Medio Ambiente de la Junta en León, donde se estima que la población es de sólo 13 ejemplares macho en Picos de Europa. Esta última cifra es alarmante desde cualquier punto de vista. Sobre todo teniendo en cuenta que los bosques de Picos, Riaño y Mampodre albergaban 187 urogallos macho en 1982.

La población del núcleo occidental, distribuida principalmente por el Alto Sil, goza de mejor salud, pero su declive también es preocupante. Actualmente habría 82 urogallos macho, de los 274 contabilizados en esta misma zona hace 25 años. El informe que diagnostica la situación de esta gallinácea en León recuerda que entre 1981 y 1982, el área de distribución en la vertiente sur cantábrica cubría algo más de 2.000 kilómetros cuadrados. Sin embargo, ahora este espacio no llega a los 700 kilómetros cuadrados, una reducción de aproximadamente el 65%, que es mucho más acusada en el núcleo oriental que en el occidental.

«Se están extinguiendo las poblaciones de los extremos», revela César Pollo, técnico del Servicio Territorial de Medio Ambiente y uno de los autores del citado estudio. Quiere decir con ello que la alteración y fragmentación del hábitat natural del urogallo se está haciendo de fuera hacia adentro, lo que está provoca un arrinconamiento de la milenaria especie en núcleos cada vez más pequeños. «Está padeciendo el constreñimiento típico de las especies en extinción», asevera Pollo. Como consecuencia de esta tendencia, la especie se da por extinguida en Cantabria, Galicia y Palencia. Respecto a los cantaderos, de los 247 conocidos en Castilla y León, un total de 162 se encuentran abandonados (65,5%) y 85 (34,5%) siguen ocupados.

Pérdida del 2% anual «El número de urogallos macho presentes en los cantaderos durante la época de celo puede variar de un año a otro. Sin embargo, analizando los datos en su conjunto se observa que en las dos últimas décadas la tendencia de todas las subpoblaciones de la vertiente sur cantábrica, respecto al número de machos, es claramente regresiva y estadísticamente significativa, con una pérdida anual de aproximadamente el 2% de los ejemplares», contempla el informe realizado por los técnicos César Pollo, Luis Robles y Francisco Jiménez para la organización internacional Seo-Birdlife. Según la misma fuente, son numerosos los factores que están afectando a la dinámica de población del urogallo en la vertiente sur de la cordillera y amenazan su supervivencia en todo el área de distribución.

Hay factores globales, como la degradación y fragmentación del hábitat o el cambio climático, que están afectando sensiblemente a los últimos núcleos. Sin embargo, otros factores limitantes locales están influyendo muy negativamente sobre las cada vez más aisladas y reducidas subpoblaciones. Entre otros elementos citados por los técnicos de la Junta y del Ministerio de Medio Ambiente destacan el pequeño tamaño de la población, las molestias humanas en zonas y épocas especialmente sensibles, la colisión con tendidos y vallados, la depredación y la competencia por el alimento y el refugio.

Consecuencias genéticas Esta reducción y fragmentación de los núcleos poblaciones, desde el punto de vista científico, no sólo tiene consecuencias demográficas, como la baja tasa de reproducción o las extinciones locales, sino que con toda probabilidad también tiene consecuencias genéticas y evolutivas para la población superviviente. «El futuro de la especie es pesimista en la parte oriental», recalca Pollo, quien recuerda que una población mínima, para que sea viable, debería contar con medio millar de ejemplares, que es un número similar al de la actual población cantábrica.

Pero los datos genéticos muestran claros signos de reducción de la variabilidad, «lo que parece demostrar que este tamaño de población es insuficiente para mantener una óptima salud genética de la población». La Junta lleva varios años desarrollando actuaciones y proyectos de investigación, incluidas las actuaciones de la Estrategia Nacional de Conservación de la subespecie. Actualmente se encuentra en tramitación el Plan de Recuperación del Urogallo, que ya ha salido a información pública y superado el proceso de alegaciones, por lo que tras su certificación sólo falta que sea publicado en el Boletín Oficial de Castilla y León.

Dos ejemplares radiomarcados hasta ahora, con la intención de evitar la mortalidad accidental, se han tomado medidas como la identificación de tendidos eléctricos y cercas ganaderas potencialmente peligrosas por el riesgo de colisión de ejemplares. La Junta también ha denegado en los últimos años varias solicitudes para instalar parques eólicos dentro del area de distribución actual del urogallo y, dentro del Programa Exsitu para conservar la especie, se ha realizado la captura y radiomarcaje de dos ejemplares para realizar un exhaustivo seguimiento de su evolución. «El urogallo está padeciendo el constreñimiento típico que sufren todas las especies en proceso de extinción» CÉSAR J. POLLO, coautor del informe «Situación del urogallo en Castilla y León»

Diario de Léon

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