jueves, 8 de marzo de 2007

Los esqueletos de Arintero son unicos en la cornisa cantabrica


«Estamos ilusionados con los hallazgos de la cueva del Curueño pues se trata de dos esqueletos que presentan algunas características únicas en la Cornisa Cantábrica, lo que los convierte aún en más interesantes, al margen de su antigüedad de ocho mil años, ahora demostrada por la prueba del Carbono 14». El arqueólogo de la Delegación Territorial de la Junta, Julio Vidal, no ocultaba ayer la importancia de los dos esqueletos encontrados hace un par de meses en una cueva de Arintero.
«Se trata de dos esqueletos pertenecientes al mundo cultural del Mesolítico, que abre precisamente un periodo que va a desembocar en las culturas sedentarias, de agricultores y ganaderos. Esta época era conocida en la provincia de León sobre todo por las excavaciones de la cueva de El Espertín, pero no había restos humanos, como no existen enterramientos mesolíticos en toda la Cuenca del Duero; desde el punto de vista antropológico eran desconocidos en la región», explica Vidal para 'centrar' la importancia de estos hallazgos.

Los expertos ya tenían ciertas 'sospechas' de la antigüedad de los esqueletos humanos desde el momento de los hallazgos de «elementos de adorno personal, caninos atróficos y perforados de ciervo, que sólo eran conocidos en el ámbito cultural del Paleolítico Superior y Mesolítico. Pero, una vez más, en la Cuenca del Duero no se conocían este tipo de adornos más que en un hallazgo de la provincia de Segovia, perteneciente al Magdaleniense, pero lo que ha sorprendido y los hace de nuevo únicos es que en uno de los esqueletos hemos recogido hasta 22 piezas de adorno, como si fueran partes de un collar, algo único».

Incluso los dos esqueletos, pese a ser de la misma época, tienen características diferenciadoras. «El primero de ellos tiene una posición funeraria muy característica, fetal, encogido sobre sí mismo y, además, el lugar donde se enterró está perfectamente delimitado, de un lado por un desnivel que va a dar donde estaba el otro esqueleto y el límite contrario por fragmentos de formaciones calcáreas allí colocadas».

El segundo esqueleto es diferente, no se encuentra en una posición anatómica. «Al margen de que ha sido manipulado por alguna de la gente que entró a la cueva con posterioridad al hallazgo, creemos que su disgregación se debe a que el hueco en el que está sufrió varias inundaciones y al flotar los huesos se fueron desgranando unos de otros».

Son muchas las incógnitas que abre el hallazgo. Ahora los expertos acudirán a la cueva, la documentarán y «explorarán pues aún no la hemos recorrido en su totalidad. Habrá que estudiar su microfauna, analizar los carbonos para ver qué maderas se quemaban allí. En fin, estudiar, interpretar, comparar, leer y con el tiempo realizar una publicación, llevarlo a congresos...».

Fuente: La Crónica de León

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