martes, 4 de marzo de 2008

Los cazadores de León se verán afectados por las medidas de Narbona

Las últimas medidas tomadas por el Gobierno en materia de protección de la naturaleza y en concreto, la aprobación de la Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, que prohíbe la tenencia y uso de munición que contenga plomo durante el ejercicio de la caza, han supuesto un duro golpe para los cazadores. Este colectivo está viendo cómo su actividad se está limitando cada vez más, lo que les ha llevado a manifestarse el pasado día uno de marzo en las calles de Madrid para, tal y como aseguró Miguel Fierro, presidente de la Federación de Caza de Castilla y León en León, «reivindicar nuestra actividad y que no se nos ningunee como se está haciendo con normas imposibles de cumplir».

En León, el número de licencias de caza supera las 21.000, un amplio grupo que actualmente no tiene las cosas demasiado fáciles. «Todas las pequeñas medidas que se han tomado en los últimos años nos han afectado y limitado nuestra actividad», afirmó Fierro. La prohibición del plomo ha sido una de las medidas que ha hecho más daño a los aficionados al deporte cinegético, ya que es un material que, hasta el momento, formaba parte de la práctica totalidad de la munición que se usa en la caza.
Fierro considera que la problemática abierta con el plomo constituye «un tema difícil, que hay que tratar con profundidad y que no pueden querer solucionar con medidas drásticas». La prohibición de su uso para la caza supone además una doble problemática marcada por la efectividad y el precio. Actualmente, los cazadores consideran que no existe una munición más eficaz que aquella compuesta por plomo, ya que permite abatir la pieza al momento, mientras que con otras municiones se corre el riesgo de que el animal quede malherido y muera finalmente a kilómetros de distancia.
A esto se une también el hecho de que su supresión va unida a un cambio radical en el armamento, lo que conlleva un importante gasto por parte de los cazadores, «las armas no estaban preparadas para esto y nos está costando mucho dinero», señala Miguel Fierro. Este cambio en el armamento supone por tanto, un coste añadido a una actividad que no resulta demasiado barata.
Ésta no es sin embargo la única medida que ha supuesto un duro golpe para los aficionados a la caza, que denuncian que ya apenas pueden ejercer su actividad debido a las duras restricciones que se les están imponiendo y entre las que destacan que la caza esté regulada por más de 800 normas que engloban 17 leyes diferentes de caza, 17 órdenes de veda o 17 licencias de caza, entre otras.

La Crónica de León

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